Cuando prescribe una deuda

En general, todas las deudas poseen un plazo de prescripción, es decir, un periodo de tiempo durante el cual el acreedor podría exigir el pago de la deuda por las vías legales.

Es importante tener claro que no se puede reclamar una deuda durante toda una vida, aunque tampoco existe un plazo común aplicable a todos los tipos de deudas. En este sentido, en España, tanto el Código Civil, el Código de Comercio y la Ley de Morosidad regulan cual es el plazo de prescripción de cada tipo de deuda.

En general, el periodo de prescripción para la mayoría de los contratos es de 15 años, salvo que se especifique un tiempo concreto. Así sucede con los plazos de prescripción para las deudas de tarjetas de crédito, prestamos personales y en general para todo tipo de deudas con entidades financieras.

Por su parte, se establece un plazo de 4 años para la prescripción de deudas tributarias, mientras que las deudas por impago de suministros domésticos prescriben en general en un plazo de 3 años, aunque en este caso su impago puede generar cortes y rescisiones de contratos.

En otros tipos de deudas, como los seguros de daños tienen una prescripción de 2 años, para el de vida serán 5 años, mientras que para las demandas por garantía de bienes muebles, el plazo de prescripción es de 3 años desde la fecha de entrega. En el caso de los daños extracontractuales, como una caída en un establecimiento debido al mal estado del piso o daños por agua del propietario de otra vivienda, el plazo es de 1 año.

Es importante tener en cuenta que para que una deuda quede sin efecto, no basta con el transcurso del tiempo, sino que también es necesario que haya apariencia de abandono por parte del acreedor. Asimismo, cabe destacar que el plazo de prescripción se interrumpe si la deuda es reclamada de modo fehaciente, con requerimiento notarial, cartas de organismos de consumo, etc.